Un nuevo comienzo.

- Con mas que una mochila colgando de su espalda,otra maleta la cual era de su hermana pequeña y la ropa puesta, caminaba dando lentos pasos llegando a la calle de la que en un futuro será su preciado hogar. Estaba con una mezcla de sentimientos en su interior, al principio alegría de poder empezar de cero junto a su hermana, y sin que nada le torturase ni estorbase mas que su propia maldición, la cual podía controlar de forma segura. Entonces, miró atrás suya, viendo a su hermana aún mas atrás de lo que esperaba leyendo su libro, para variar.-
- Ari.. Te vas a caer si no prestas atención por donde vas...Anda, date prisa que se nos hará de noche a tu paso.-

Leyendo su preciado libro de hechizos camina varios metros por detrás de su hermano. Cuando oye las advertencias de su hermano apura la lectura de las últimas frases y lo cierra acelerando el paso llegando incluso a correr para alcanzarle.

-¡Lo siento Dorian! ¿Falta mucho para llegar? Es que estoy un poquito cansada.

Coge su maleta de la mano de su hermano para quitarle un poco de peso y le sonríe.

- La sonrisa de la joven le era muy contagiosa al chico, y el también comenzó a sonreir de forma dulce, mientras negaba con la cabeza. Entonces, tomó de nuevo la maleta con delicadeza de las manos de su hermana, y volvió a llevarla el sostenida.-
- Si estás cansada, lo llevo yo.. "Cabezona librera" - Le daba la espalda mientras reía en silencio, si viera su cara aún riéndose se enfadaría mas por ello trataba de ocultarla no mirándola.-Ejem... Es por aquí, a la derecha.

-¿Con que esas tenemos, eh...?

Se aclara un poco la garganta y pronuncia un conjuro en un susurro casi inaudible que hace que la maleta que acababa de coger su hermano aumentara de peso llegando a posarse en el suelo en unos segundos y desequilibrando ligeramente al chico.

-Eso hará que se te borre esa risita que seguramente tienes dibujada en la cara y que me dejes llevar mi propia maleta. Como tu bien dices yo soy una cabezona.

Tras esbozar una sonrisa pícara se lleva las manos a las caderas. Conocía demasiado bien a su hermano como para saber que muchas veces le ocultaba su sonrisa por temor a que se enfadara... pero le quería demasiado como para enfadarse con él. Quería hacer todo lo posible por ayudarle e intentar que viviese un presente mejor que el pasado.

- Notar el peso le desequilibró de forma leve, pero recobró la postura llevando la maleta con mas peso que antes, mientras refunfuñaba en voz baja mirando a su hermana por encima del hombro.-
- Pues como aumentes el peso de tu cabezón si que no te llevo..¡Psé! -
- Caminaba con paso lento hasta el portal de su nuevo hogar, mientras dejaba las maletas en el suelo y buscaba en los bolsillos de su pantalón las llaves de la puerta de entrada. Le costaba encontrarlas ya que las manos, temblorosas, le impedían hacer su tarea. Estaba tan nervioso por ver su nuevo hogar.

Se cruza de brazos al oir las palabras de su hermano y pensando que, en el fondo, él era el más cabezota de los dos después de todo. Tras suspirar profundamente con los ojos cerrados le sigue rápidamente a la entrada del portal y ve un llavero metálico asomar por el bolsillo trasero izquierdo del pantalón del chico. Lo coje y rie en bajo mientras le abraza por la espalda.

-Relájate un poco Dorian... - abre la palma de la mano para mostrarle el llavero - Aquí tienes, ¿ves? ¿Acertarás a meterlas en la cerradura?

Para ambos era una experiencia emocionante, la independencia y la tranquilidad, eran dos factores que ambos necesitaban hacía mucho tiempo...

-¿Entramos?

Logró su meta de controlar sus nervios, pudiendo así tomar las llaves de las manos de su hermana, tomando entre sus dedos la llave de la puerta y acabar aquel tenso momento, a la vez que finalizaban aquella triste época. Para empezar lo que deseaba en el fondo una época nueva, mucho mejor seguro que la anterior. Con la llave, penetró en la cerradura, sonando los chasquidos de la cerradura mientras giraba su muñeca, provocando consecuentemente que la cerradura se abriese, contrayendo el pestillo, abriéndose esta hacia dentro.

- Ari, este es nuestro principio. Y verás que ya vendrá incluso en los libros que lees - Decía bromeando mientras empujaba esta, entrando en una pequeña sala con un largo pasillo, el cual al final daba a unas escaleras que permitían ascender a la segunda planta.-

[ ¿Subo alguna foto de casa o algo? ]

Al oír a su hermano sonríe. Le encantaba ver a su hermano así de ilusionado. Sentía en su propia piel el significado de la palabra ''empatía'', aunque fuese tan pequeña. Si su hermano estaba contento, ella lo estaría; y, si por el contrario, éste estaba triste, se esforzaba al máximo por animarle y así evitar caer ella en depresión también. Ahora, lo más importante para ambos era empezar una nueva vida en aquella ciudad: su propia casa, sus amistades, sus nuevos vecinos, un montón de rincones nuevos que explorar... Se asomó por un lado de su hermano y observó lo que había al otro lado de la puerta. Miró la cara de su hermano y se le ocurrió una idea.

-¿Sabes, Dorian? Tienes razón, en uno al menos sí que aparecerá: ¡Mi nuevo diario! Y lo mejor de todo es que aún no lo he comprado... ¿Me ayudarás a escogerlo y escribirlo?

Puso las manos como si fuese a rezar, palma con palma, y le miraba esperanzada, con sus ojos púrpura brillantes y abiertos de par en par.